Comprendiendo lo incomprensible










La vida es intrincada, idas y venidas, gente que se va, gente que vuelve y gente que no está nunca. Es saltar en un trampolín bajo el claro cielo de una primavera, es mantener la compostura ante situaciones complicadas, es mirar hacia delante teniendo en cuenta lo que hay detrás, es entender lo ininteligible, es comprender lo incomprensible.
















domingo, 27 de noviembre de 2011

Ayer fue ayer.





Hay alguna manera de decirte esto
escondida tras alguna duna,
perdida entre cualquier noche en el desierto,
las arenas movedizas, las alucinaciones tras mis ojos.
¿Quién cuando entre las páginas de mis días
 tu voz retumbaba deliciosa
hubiese dicho que algún día marcharías?
El tiempo tras ti fue una soga, 
rodeando mi cuello y quitándome la respiración
con menos dulzura con la que tú antes lo hacías.
No diré que no quedó nada,
quedaron canciones invernales,
la voz de Lou Reed en una balada. 
Quizás no haya manera indolora de decirte eso,
eso que mis entrañas gritan sin reparo
y mi boca calla.
Mejor será que quizás no te lo diga,
prefiero dibujártelo en la espalda.
O prefiero que se pierda entre la nada.
Al fin y a cabo, las hojas siguieron cayendo tras tu paso
y el invierno volvió a brotar con descaro,
y una mañana tonta
me reí sin pensarlo.
Y el té sigue humeando,
y yo respirando
y las guitarras sonando.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rota

Sin rima y escrito del tirón, sin depurar, directamente desde algún lugar de mi mente a vuestra pantalla:


Ella era un suspiro en un sueño húmedo,
Una frase vacía de sentimiento.
Ella era Lady Godiva sobre una Harley Davidson.
Parecía una muñeca grunge rota
De ojos grandes y de halógeno
Pisaba el asfalto con sus pesadas botas
Y revolvía el mundo con su danzarina boca.
La vida gris se deslizaba a su paso
Y ella solía resumirla retorciendo una mueca de disgusto en sus labios.
Era un monumento a los caídos de cabello alborotado.
Su felicidad maniatada se retorcía
En la cárcel fría del sarcasmo
Aterrorizada por su debilidad
Y débil por estar aterrorizada.
Los días retozaban y partían
Pues no querían acariciar con ella
La amargura psicodélica en la que se abrigaba.
Sus labios vibraban en las entrañas de la noche
Cantaban espasmos,
Cazaban espantos.
Bailaba en las tinieblas porque allí no la verías
Refugiándose de la cordura impuesta,
Distante en el mundo  que había creado ella
Sueños deshechos caían de sus bolsillos.
Ella ya no te dirá nada.
Prisionera en una de esas películas de cine mudo,
Monumento a lo que fue,
Fue tu tazón de chocolate en el violeta invierno,
Vaciaste toda la dulzura que albergaba.
Ahora quedan colillas apagadas,
Púas sin guitarra.
Nada.