Comprendiendo lo incomprensible










La vida es intrincada, idas y venidas, gente que se va, gente que vuelve y gente que no está nunca. Es saltar en un trampolín bajo el claro cielo de una primavera, es mantener la compostura ante situaciones complicadas, es mirar hacia delante teniendo en cuenta lo que hay detrás, es entender lo ininteligible, es comprender lo incomprensible.
















viernes, 15 de abril de 2011

Adiós.

El gris humo emprendía la huída de aquel olvidado cigarro que reposaba en el cenicero, hacia arriba, hacia el cielo. No es normal envidiar al humo de una colilla, pero ella ya estaba cansada de esa tediosa y  sobrevalorada normalidad por la que todo el mundo andaba siempre tan preocupado. Ladeó la cabeza, a un lado y al otro, veía aquella desastrada habitación tan lejana, tan ajena, como si sus pálidos pies no se estubiesen hundiendo en aquella moqueta, las yemas de sus dedos sentían más bien un frío marmol. Todo estaba sin estar, porque ella estaba sin estar. Despegó la mirada ahumada, negra,cansada y brumosa del humo. Un espejo, y alguien la miraba desde el otro lado. Una joven de su edad, con  provocativo carmín en unos labios de vampiresa, la mirada era muy oscura, el rimmel  había teñido lo que en su día fue dulce conviertiéndolo en algo más bien tenebroso, aquel rastro de lágrimas negras que contrastaba tanto con esa piel exageradamente blanca, una nariz que se percató que ya había visto antes, excesiva e irritantemente grande para ella, normal para el resto de mortales... Oh, sí,esa nariz... De repende  cae en la cuenta de que es ella la del espejo. ¿Y dónde demonios se encuentra? Ese no es su dormitorio, esa chaqueta tan ancha que lleva puesta no huele a ella. Alguien se la prestó anoche, alguien cuyo rostro seguramente ya no volverá a recordar nunca más. Hace un esfuerza titánico por exprimir de su mente cualquier mísera gota de la demasiado fluída noche anterior. Recuerda el vodka, que la aleja de la frívola realidad y de los problemas a medida que pasa la noche, los borra como goma al papel de una mente que quiere volver a estar en blanco. Recuerda un par de ojos, dos ojos negros cuyo recuerdo le revuelve el estómago, con ese estremecedor trasfondo de desprecio; y unos labios que comparten rostro con aquella mirada. Ya entiende, empieza a recordar cuanto ama aquellos labios, que los necesita entre los suyos. Aquelos labios anoche dijeron "adiós", de una manera muy dolorosa y cruel, sí, por eso lo del exceso de vodka y las lágrimas. No recuerda nada más, lo intenta, pero eso es todo lo que su cabeza se digna a revelarle. En aquel rincón tirados están sus stiletto, tan altos, de femme fatale que se quiere comer el mundo. A ella es el mundo quien la ha comido. Los coje, abre la puerta, y camina por aquellas calles desconocidas. Irá a cualquier lugar, hablará con cualquier persona, beberá y volverá a olvidar su miserable y vacía vida. En su mente ya se evaporaron las ambiciones e ilusiones de antaño, ahora sólo retumba en la cabeza esa palabra. "Adiós", resuena en sus oídos, "adiós" se despidieron aquellos labios tan adorados. Adiós le dice hoy ella a su racional y diurna vida.

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